Este año fue un año bastante cargado de emociones, decisiones y sorpresas.

Es increíble lo que se puede aprender cuando las cosas no están bien, lo que se puede disfrutar cuando sí lo están y lo provechoso que es vivir la posibilidad de mejorar.

La vida en este 2016 exigió mucho de mi parte y sin darme cuenta, me llevó a alcanzar algunas conclusiones que definitivamente me invitan a fortalecer algunos aspectos de mi vida durante este 2017.

Este año lo defino como un año de sanación y abundancia.

Aprendí:

1. Nunca entregues tus esperanzas por completo a terceros, entrégalas únicamente a Dios (tu creencia personal) y confía en tus instintos.

Este año fue uno donde aprendí que es importante apreciar las intenciones de los demás cuando son positivas y desean lo mejor para ti. Sin embargo, valorar dichas intenciones no significa confiar en ellas ciegamente.

Si se realiza esto, es posible ser decepcionado. Somos humanos, esta condición genera la tendencia a equivocarnos y algunas de estas equivocaciones de otros hacia ti, no las entenderás.

En mi caso, todavía no entiendo por qué algunos de los que consideraba mis amigos actuaron de la forma en que lo hicieron, sin embargo, valoro sus intenciones.

Este 2017 confiaré en el camino que me fue entregado y lo recorreré con la firmeza de mis convicciones.

Sólo Dios, a través del tiempo, me irá mostrando qué debo mejorar y cómo enfocar mejor mis esfuerzos.

2. La disciplina debe continuar a pesar de tu estado mental.

Cada año hablo de este elemento, pero es que cada año, es un reto personal llevado a niveles más y más profundos.

No tengo problemas con tener disciplina en lo que deseo realizar, no tengo problemas con hacer las cosas que a veces no quiero hacer. El problema, es que depende mucho de mi estado mental y es algo que debo fortalecer.

Este año debo crear una disciplina, no solo basada en el hábito de iniciar y terminar mis tareas, sino también en que dichas tareas sean realizadas por un tiempo suficientemente extenso, para que se cumpla la meta mucho más rápido, sin importar el estado mental.

Es más, estoy seguro que este 2017 llegaré a tener dicha disciplina y cumpliendo este propósito, será genial ver como poco a poco y a través de este hábito, mi estado mental se verá afectado de forma positiva.

Ahora lo entiendo, una persona disciplinada, sin importar su estado mental, siempre enfoca su mente en la acción y esta nueva forma de experimentar las cosas, modifica la misma mente.

3. Liderazgo personal.

El gran reto personal para el 2016 fue no ceder o vender mis principios a otras personas o por reconocimiento.

Se me fue tentado con el ″volver a pertenecer” o a ″ser edificado de nuevo”, sin embargo, dichos elementos, que son claramente tentadores, no lograron poner a tambalear mi propia creencia sobre liderazgo y sobre el tipo de personas que quiero seguir.

Descubrí que no busco la perfección en mis maestros, sino la transparencia.

No busco el conocimiento pleno, sino la prudencia.

No busco que sean lo máximo, sino que sus acciones y reacciones sean coherentes.

Busco un maestro que aprende a amar la diferencia y que no me crucifique por pensar diferente, esa claridad en mi búsqueda, son los cimientos para este 2017.

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

2 comentarios

  1. Men cada vez me sorprendo mas con lo que dices. Tu filosofía va más allá y aunque pocos lo estan siguiendo vos sos el que la cogio como es….. avanza, conquista, trasciende. Mis respetos ganash.

  2. Sin corrección de errores, no hay avances;y para corregir hay que aprender, y para aprender hay que analizar, hacer un balance de lo que ocurrió.
    Qué bien! Estas en la dirección correcta.